Los chinos no tienen genio, tienen dragón.
Dame más y más productos chinos, ¡que me los veo todos! Y si son de animación muchísimo mejor. Y es que vuelvo a escribir sobre una película asiática y, como ya he dicho muchas veces, estos chinos con la animación lo bordan, aunque esta vez es una coproducción con EE.UU. Nuevamente lo han vuelto a hacer, un filme mágico, entretenido y bonito que me ha cautivado de principio a fin aún pudiéndose considerar poco novedoso e, incluso, con un pelín de plagio.
Ya iréis viendo que ‘El dragón de los deseos’, dirigida por Chris Appelhans, y producida por Jackie Chan (debía mencionarlo), tiene muchísimas cosas que recuerdan al clásico de Disney, ‘Aladdín’ (Ron Clements, John Musker, 1992), pero diferenciándose en detalles y, principalmente, en el tipo de animación, bastante más actual. Pero, aún teniendo en cuenta esta falta de idea, sigue siendo un producto maravilloso.
No puedo definirlo de ninguna forma, pues lo mejor para comprobarlo es dándole la oportunidad que se merece, que si lo hacéis veréis que se disfruta constantemente, incluso de las coincidencias, algunas buscadas, con el clásico ya mencionado.
El pequeño Long (Max Charles) es un niño que sufre ‘bullying’ en la escuela hasta que conoce a la pequeña Li Na (Alyssa Abiera) quien lo protege de los abusones, ahí empezará su gran amistad. Hasta que un día, el padre de Li Na encuentra trabajo en la capital y se deben mudar, dejando en el pueblo a su íntimo amigo. Ya de mayor, Long (John Cho) sigue recordando a su estimada compañera de infancia, Li Na (Natasha Liu Bordizzo), quien, ya crecida, ha conseguido una carrera exitosa como modelo. De repente, un día, un hombre que dice ser un dios, le entrega a Long una tetera que contiene un dragón mágico, Goon (Bobby Lee), que le puede conceder tres deseos, los cuales irán orientados a reencontrarse con su antigua amiga. Pero en la ciudad hay un grupo de villanos que buscan esa tetera para entregarla a su líder, y empezará la persecución.
Todo el mundo puede conectar enseguida con el protagonista, cada uno de nosotros ha tenido o sigue teniendo ese amor de infancia que no logra olvidar y por el cual querría luchar. Pues ese es el objetivo principal de el personaje protagónico, luchar por esa amistad de hace años, que resulta ser amor. Y si a esto, con lo que todo el mundo puede verse reflejado, le añades un personaje que se acerca al Genio de ‘Aladdín‘, tienes un producto bastante redondo.
La primera parte, de dos que se podrían distinguir en este filme, es la que aporta dinamismo y humor a la trama. Viendo cómo el dragón se adapta a los tiempos modernos y viendo cómo Long piensa en la forma de usar bien sus deseos, atrae desde el minuto 1. Además que cuenta con alguna que otra escena que recuerda bastante a la de la cueva de la película de Disney, en la que Genio explica a Aladdín las normas de los deseos.
Como buena película con parte de producción asiática no pueden faltar las artes marciales, logradas a la vez que cómicas, para ayudar a disfrutar a los espectadores. Los villanos, en especial el jefecillo de la banda, son carismáticos a la par que diestros en la lucha, lo que hace disfrutar cada escena en la que salen y se enfrentan a Long y el dragón.
Claramente, al ser película de animación un poco dirigida a los pequeños, no puede faltar un final feliz, pero en este caso tiene un pequeño girito que golpea directamente a la patata, dándole un plus que dudo que todos los niños menores puedan llegar a entender tan bien como alguien ya más crecido. Recuerda bastante a lo que podría ser cualquier producto clásico de Disney, pero actualizado y mejorado.
Vamos, que lo que seguro que os vais a encontrar es de un producto la mar de disfrutable, con el que reiréis y lloraréis a partes iguales (al menos un amago de lágrima) y que quedará en vuestra memoria durante un largo tiempo, al menos ese sería uno de mis tres deseos en esta ocasión.
Valoración:
batsenales.wordpress.com 